Cada vez más, en los últimos tiempos, los juegos de estrategia que enfrentan equipos en un terreno compartido, cual simulacro de guerra, atraen a chicos y grandes. La clave está en el realismo, en la posibilidad de vivir en carne propia la adrenalina de un enfrentamiento bélico con un arma en la mano que dispara pequeñas bolas de pintura y que, al igual que los proyectiles, marcan el cuerpo del “enemigo” con heridas de colores.
Sin embargo, son muchas las voces que cuestionan esta práctica, y destacan no sólo su peligrosidad física, sino también, simbólica.
Un proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados por el legislador Gabriel Villegas da cuenta de los contratiempos de juegos como el Paintball, Speedball - Recball, Xtreme. En estos simulacros, los participantes, agrupados por equipos, portan armas cargadas con bolas de pintura, que son accionadas por aire comprimido, CO2 u otros gases y que, por lo general, desarrollan la acción de enfrentamiento en circuitos y campos preparados especialmente para este deporte.
La iniciativa legislativa pretende prohibir a los menores de 21 años el acceso a estos juegos, y que los mayores de esa edad que accedan, tengan una autorización correspondiente, otorgada por el ministerio de Seguridad provincial. Los argumentos se basan en que consiste en un entrenamiento de características militares que, además de los peligros físicos demostrados, como son hematomas, secuelas en la piel y quebraduras de dedos, pueden incitar a la comisión de delitos a la vez que se adquiere entrenamiento para el manejo de armas.
Sin embargo, el cuestionamiento que subyace por detrás de esta presentación es similar al que se hace a los videojuegos, ¿qué es lo que aprenden los más chicos cuando se exponen a estas experiencias?, ¿son realmente conscientes de los límites del juego?, ¿cuáles son las garantías que ofrecen quienes brindan este servicio de que, en esos mismos lugares donde todo está preparado para el juego y la diversión, no se gesten estrategias delictivas que luego sean aplicadas en la realidad?
Fuente: Diario Hoy
Aunque no estoy de acuerdo con la prohibición de estos juegos porque son divertidos a mi parecer, si estoy de acuerdo con que se le prohíba a menores de edad que aun no toman conciencia del peligro de manejar un arma y por pensar que están jugando tomen un arma de verdad para cometer un delito.
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